viernes, 4 de febrero de 2011

Me desespero, amor, me desespero.


Mi hija le tiene hecha la guerra a la comida, no quiere comer casi nada, en ninguna de las mil y una variaciones en que se la presento. Le hice croquetas, se las puse en un plato sin nada más y le dije que era pan, a ver si la engatusaba, y ella me miró con una expresión de "no me quieras engañar que no soy boba" que me dejó derrotada. No quiere carne, pollo, pescado, frijoles, arroz, espaguettis, vegetales, viandas. Ocasionalmente arroz blanco y tortilla. Eso sí, toma leche como una condenada.

Mi mamá me dice que no me preocupe, que yo era peor y nunca tuve anemia, que mira lo bien que yo estaba, que la leche es la maravilla de los dioses y así me va dando razones. Yo trato de no hacer una crisis con esto porque al menos ella toma leche, yogurt, come frutas. Y me consuelo viendo que es una niña sanita y fuerte, con una energía como si se tragara todas las espinacas de Popeye juntas.

Pero añoro lo tiempos en que Amelia se comía toda la comida sin chistar. Aquellos días en que cuando ella veía la batidora para hacerle el puré empezaba a gritar de desespero porque sabía que venía "la papa" o cuando agarraba el pollo con las manos y se lo metía todo en la boca al punto que apenas podía masticar. Y yo llena de orgullo pregonada lo bien que comía, hasta vegetales!!!!


Me dicen que el apetito lo recupera, que son etapas, que se llama anorexia fisiológica pero a pesar de todas esas buenas razones, me desespero, amor me desespero!