Amelia cumple dos años. Todavía me parece cercano el día en que nos sorprendieron con la noticia de que estaba embarazada. Aquel día y todos los demás fueron una fiesta. Mi familia, mis amigos. Disfruté mi embarazo. Me sentía linda.
Nació un diez de marzo, como estaba previsto, y una amiga que sabía que no me gustaba la fecha por aciaga, me trajo hasta la sala de preparto una lista de cosas buenas que habían pasado en la historia.
Ya van pasando dos añitos, llenos de su risa y de su llanto. Dos añitos en los que nos hemos movido al compás de sus necesidades, creando nuevos horarios y nuevas maneras de vivir la vida. Al principio, miraba su ropita lavada, puesta al sol y me parecía increíble.
Solo deseo que tenga la más feliz de las infancias y que su vida esté llena de cosas buenas y personas que la quieran. Sé que no siempre será posible porque la vida también tiene sus malos momentos y que no podré evitar su llanto por más que lo intente. Ella poquito a poco lo irá logrando y yo, estaré a su lado.