miércoles, 3 de noviembre de 2010

Una mujer sentada en un esquina con su hijito de un año y pico, el niño solo tiene puesto un calzoncillito y zapaticos, ella, de repente se levanta, le sale al encuentro a un grupo de turistas y empieza a pedirle cosas para el niño. Ella se mueve de uno a otro y puede que alguno le de algo, un caramelo, alguna cosita del hotel o incluso monedas.

Ya no me cuestiono si está bien o mal, si lo necesita o pudiera estar haciendo algo mejor. Pero yo pienso en esa personita que ella carga. A esta hora, ese niño debería estar durmiendo su siesta, en el círculo infantil o jugando en un ambiente tranquilo en su casa, sin tener que soportar el calor, el ruido del ambiente, el polvo durante el tiempo que su "madre"considere. Cómo se criará ese niño? Será saludable? Por qué lo arrastran a ese desandar todo el día? Lo mandarán a la escuela cuando le llegue la edad?

Son muchas preguntas que se quedarán sin respuesta, preocupándome más yo que la madre, pero sé que tendré esa imagen en mi cabeza un buen rato.

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